14.-
en aquel sueño tan bonito que te conté
y que nunca llegó a interesarte
aquel en donde vos abrías mis cuencas oculares con uno de ésos ceniceros tan bonitos
ésos, si, los que venden acá a la vuelta
bueno, en ese pedacito de conexión de seso
imagen
y tortura
tu cara cambiaba
de la amabilidad a lo sinceramente demoníaco
en una sola expresión
en un solo conjuro
en una palabra
justamente en ese sueño
era donde vos reconocías la derrota
de todas las mariconadas
que fueron generando las oleadas de terror correspondientes
y que, al fin y al cabo,
me hicieron despertar
fue en ese sueño
ése que era tan mínimo
volvías y abrazabas la estupidez
y la llamabas de una forma
tan bonita
que era innegable
enamorarse del abismo
y saltar.
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