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/ domingo, 27 de febrero de 2011 /

PJ Harvey - Let England Shake (2011)


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The West's asleep. Let England shake / weighted down with silent dead / I fear our blood won't rise again.

La batalla de Galípoli es probablemente uno de los enfrentamientos de la Primera Guerra Mundial más desconocidos, al menos por estos pagos, y al mismo tiempo fue uno de los más sangrientos. Vayámonos por un rato hasta febrero de 1915, con la Gran Guerra apenas iniciada y con la coalición francesa e inglesa (que, como se sabe, ésta a su vez estaba conformada por el pueblo australiano y neozelandés) viendo a la península de Galípoli como un punto neurálgico para establecer un contacto con Rusia, asedidada por el Imperio Otomano, el Imperio Austrohúngaro y el Imperio Alemán. Claro, pero para establecer ese contacto primero había que abrirse paso por Turquía y conquistar Constantinopla (ahora Estambul) y estos pibes no se la iban a hacer sencilla. Más bien todo lo contrario, si a esto le sumamos la falta de pericia estratégica de un ignoto gordito conocido como Wiston Churchill comandando el cotarro inglés. 
 
Sin extenderme demasiado con la clase de historia, nomás vamos a decir que el desembarco de ingleses y franceses a las costas otomanas ha quedado en las crónicas a base de más de 250 mil bajas, tanto de un bando como del otro. Barco que largaba soldados, barco que era bajado a cañonazos. Y aquel soldado que zafaba de las ametralladoras y cañones, moría desmembrado por las minas dispuestas a lo largo de toda la playa. En resumen, las costas de Galípoli fue un hervidero de tripas y  balas durante casi un año y que, efectivamente, sacudieron Inglaterra y borraron la sonrisa tonta de la época victoriana de un plumazo.

Esta historia de desolación y muerte es lo que elije PJ Harvey en Let England Shake, contada desde algunas de las canciones que componen esta especie de disco conceptual en donde oimos a la que alguna vez le han llamado La Vagina Salvaje convertirse en una especie de vocera de los muertos, de reportera gráfica de la degradación. Ataviada en sus recitales en vivo con plumas negras en la cabeza como si se tratara de un cuervo o quizá de Hela, la diosa nórdica de los muertos, Harvey nos trata de transmitir qué fue de nosotros como seres humanos tras esa contienda (que en realidad podría ser cualquier contienda) y al mismo tiempo contarnos un poco qué siente acerca de su país natal compuesto por "la húmeda y gris inmundicia de los siglos, la niebla rodando por las montañas y en los cementerios y en los capitanes muertos".

Todo parece indicar que si juntamos el mantra Contá-tu-aldea-y-contás-el-universo y lo mezclamos con una crónica bélica perdida en la historia podriamos tener la fórmula para hacer un disco perfecto. Si, claro, pero también tenés que ser PJ Harvey. Qué te pensaste.


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How is our glorious country ploughed? / Not by iron ploughs / Our lands is ploughed by tanks and feet, / Feet / Marching.

El octavo disco de PJ Harvey es un vórtex multicultural y al mismo tiempo son 40 minutos absolutamente homogéneos y siempre sujetos al tópico de la muerte, el tiempo y el concepto de nación. PJ Harvey sabe lo que hace y desde lo musical nos susurra que Inglaterra es todo eso, como si estuviera parafraseando musicalmente el clásico "estamos parados sobre los hombros de los gigantes". Es un pastiche de folk, rockabilly, shoegaze, reggae y dream-pop en donde todos los instrumentos, desde saxos hasta xilofones, pasando por harpas, órganos y samplers, están sumergidos en un sueño de ecos y reminiscencias al pasado. Pasado que no es agradable pero del cual PJ líricamente le saca belleza allí donde solamente hay putrefacción y pedazos de cuerpos colgados de los árboles. Nos cita a TS Eliot y a Goya y al mismo tiempo escuchamos lamentos árabes y mantras asociados a la sangre y al fuego. Su voz es el motor por el cual la mina va asumiendo diversos roles, como los de un soldado partido al medio, viendo sus tripas y con total ironía piensa "¿Qué tal si llevo mi problema a las Naciones Unidas?" (en un fraseo parecido al de de Summertime blues de Eddie Cochran... o sin más vueltas, su versión latinoamericanizada: Mi novia Popotitos, ja) o el de un pájaro (un cuervo?) que sobrevuela sobre la costa plagada de cadáveres y en donde “el aroma del tomillo (juego de palabras entre Time/tiempo y Thyme/tomillo) se lo ha llevado el viento". La melancolía a veces deja paso a cierto atisbo de protesta (el estribillo de The Glorious Land grita "¿Cuál es la gloriosa fruta de nuestra tierra? Su fruta son los chicos deformes / ¿Cuál es la gloriosa fruta de nuestra tierra? Su fruta son los chicos huérfanos") y de la protesta nos hundimos progresivamente en la sordidez onírica (el comienzo de All and Everyone habla por sí sola: "La muerte estaba en todos lados / en el aire / en los sonidos / saliendo de las montañas de Bolton's Ridge / era la muerte anclándose"). Todas y cada una de las canciones nos deja atados y nos libera en una mezcla de sentimientos . No es que estamos parados sobre los hombros de los gigantes, estamos parados sobre una tierra plagada de pólvora y ceniza.


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There are no fields or trees / No blades of grass / Just unhurried ghosts are there / Hanging in the wire

Grabado en una iglesia en Dorset y con Flood y John Parrish produciéndolo, el disco contiene permanentemente el simbolismo de lo etéreo en la misma reverberancia en los instrumentos y en las voces. Es un disco totalmente distinto a los anteriores pero como siempre ocurre con PJ Harvey, es un pedazo más de tripa que se saca, siempre preguntándose cosas y tratando de entender qué es todo esto. Al principio lo hizo a los gritos y con distorsiones (Dry, de 1992 o To bring you my love, del 1995, por poner dos ejemplos), luego trató de entender qué es estar enamorado (Is this desire?, de 1998) o qué es estar feliz (Stories from the city, Stories from the sea, del 2000) y luego de esa purga estilística llamada White Chalk (2007) PJ Harvey vuelve reconvertida y tratando de entender la muerte y el tiempo y qué es lo que nos deja a los que seguimos vivos acá y ahora.

Y es el paso del tiempo donde "la naturaleza cruel ha ganado otra vez", como si estuviéramos atados a repetir el pasado una y otra vez, como si la batalla de Galípoli fuera la 1era o la 2da Guerra, o Vietnam, o Irak o Malvinas pero fundamentalmente como si nosotros mismos como sujetos no fuéramos demasiado conscientes de nuestros actos y del sabor amargo de la desaparición, siempre bajo la mirada omnisciente de algo mucho más grande que nosotros. Ningún hombre ni mujer ha revelado los secretos de este mundo.


 
Link para descargar Let England Shake haciendo click en la imagen del disco o acá.
(no me culpen si el link está caído, yo simplemente copio y pego)
Web oficial: http://www.pjharvey.net/

2 comentarios:

{ Jean Franco } on: 27 de febrero de 2011, 17:53 dijo...

Justo tenía ganas de escuchar lamentos de guerras pasadas. Lo voy a bajar.

{ Unknown } on: 27 de febrero de 2011, 20:56 dijo...

Sírvase pues!

 
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