4.-
automedicado con un par de Diclofenacs, me cebo un mate y miro la hora. es tiempo de una V Vitaliza. río entre dientes por la ironía y decido esperar un poco más. no estoy tan cansado. es histeria, nomás.
hay una pared.
y más allá hay otra.
está escrita con mandalas hechos así nomás, señal de la ciudad que espera igual que yo. si yo estuviera en patas podría escucharla. es más, hay oportunidades en donde me termino de bañar y escucho algo que gime. y no es mi vecina, no son mis amigos, no es la malcriada del edificio de al lado que chilla, chilla, chilla. no. son gemidos guturales, como de alguien aprendiendo un idioma.
hay otra pared.
y más allá hay otra más.
ésa pared tiene ojos dibujados. como los ojos de todos aquellos que decidieron invitarme para después olvidarse de mis números telefónicos. tiene los ojos del juicio, de la corrección. son ojos que me reprochan, temblequeantes. pero que nunca oyeron un solo puto reproche de mi parte.
somos todos jueces, nos encanta. bah.
finalmente abro la heladera y le doy a la V. y en eso mando un mensaje por el celular que tarda en responderse. y en eso también veo que mi estado de ánimo ha cambiado, no sé si para mejor o peor, yo que sé. ha cambiado. es por el mensaje, es por la V. es por las paredes que se empujan entre ellas. es por todo eso junto y es por la mosca que se ha posado sobre mi cenicero.
es la primera vez que veo una mosca en este lugar.
no somos tan distintos.
.
0 comentarios:
Publicar un comentario